martes, 20 de noviembre de 2007

Contexto Político, Ecónomico y Social posterior a Malvinas


Luego de la guerra de Malvinas se produce impulsada por el gobierno de facto una censura directa y agresiva sobre toda aquella información que hablara sobre lo sucedido en las islas del Atlántico Sur, se implementa sobre toda aquella denuncia que pudiera realizarse con respecto al manejo de la misma, y se emite una orden de varias carillas, cuando todavía estábamos prisioneros, dirigida a los canales de televisión, las radios, y todos los medios de prensa en general, a las gobernaciones y las intendencias del país prohibiéndoles algún tipo de acto que diera lugar a que los soldados hablaran sobre lo vivido, sobre los errores, sobre la miseria y el dolor de la guerra.
Había que evitar que se derribara el mito del heroísmo y grandeza de nuestros mandos y acallar las quejas sobre el hambre, el frió y las cobardías.
“Los soldados que combatieron en Malvinas regresaron casi de contrabando, en el mayor y más de los hostiles de los silencios, con prohibición de hablar y, sin desfiles y demostraciones populares”.(1)


El nuevo gobierno democrático de Alfonsín comienza con el proceso de enjuiciamiento a los militares implicados en el terrorismo de estado ocurrido desde el año 1976 hasta 1983 a través del “Juicio a la junta militar”.
Tras la caída del gobierno militar y con la llegada de la democracia el 10 de diciembre de 1983, se comienza a profundizar la disolución del conflicto de Malvinas.
Dentro del repudio que la democracia le otorgo al gobierno de facto a los crímenes de lesa humanidad, quedo implicado el fenómeno de la guerra de Malvinas. El gobierno democrático, en el enjuiciamiento al gobierno de facto, atribuía la responsabilidad del conflicto a los militares. Esto llevo a que la democracia se deslindara de dicho suceso. Sumándole a esto que dentro del mismo enjuiciamiento fueron afectadas las instituciones militares, desestructurándolas y recortando sus presupuestos, las que deberían haber sido las encargadas de brindar la atención especializada necesaria para reinsertar a los soldados que en defensa de la patria fueron participes de la guerra de Malvinas.
De la misma manera la sociedad argentina fue partícipe del olvido general del conflicto de Malvinas dándole la espalda a todas aquellas personas que fueron a dar su vida por una causa nacional, que en un primer momento gran parte de la sociedad apoyaba la recuperación de una parte del territorio nacional.

Recién en la reforma de 1994, La constitución Nacional contiene la disposición Primera que expresa: “La Nación Argentina ratifica su legitimidad e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del sur y Sándwich del sur y los espacios marítimos correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y los ejercicios pleno de soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios de Derecho internacional constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”


Al mando de la presidencia de Carlos Saúl Menem, como una escasa solución a los problemas que los veteranos comenzaron a reclamar, el estado otorga en un principio una pobre pensión con atención médica desde un organismo llamado PAMI, cuyo real función esta orientada a personas de la tercera edad. Hasta ese momento la ayuda que el gobierno brindaba no alcanzaba para cubrir la problemática de asistencia médica, psicológica y social que los veteranos necesitaban.

Desde ese momento hasta el presente gobierno de Néstor Kirchner, el estado no se encargo seriamente de incorporar en materia social el tema de Malvinas. Por una parte no se le otorgo el reconocimiento que debiere a aquellos argentinos que en pos de la defensa de la patria murieron y de los que al día de hoy cargan con el peso de sufrir las secuelas de una guerra.
En materia social, la reinserción a la sociedad argentina fue pésima la poca contención que se brindo hizo que en muchos casos aquellos que lograron sobrevivir a la guerra, no lograran superar los traumas bélicos y terminaran en todo tipo de adicciones y un numero alarmante, en el suicidio, que hasta el día de hoy se presentan casos.
Al mismo tiempo la misma sociedad, llámese por desconocimiento o por miedo, margino a los veteranos tratándolos de insanos o discapacitados al momento de transitar la vida cotidiana, ejemplo claro que se hizo visible al momento de buscar trabajo u asistencia.
Desde el propio organismo de educación, son insuficientes los contenidos que abracan a la problemática, y es grande el desconocimiento de los hechos por parte de las nuevas generaciones quienes en su mayoría tienen una comprensión fragmentada de dichos sucesos. Por ello, en parte, en los contenidos educativos actuales no consideran como participes y héroes de la historia argentina a quienes lucharon en Malvinas, sino que solo son considerados como una herramienta de la dictadura para lograr sobrellevar el malestar social que existían por aquellos años de gobierno de facto. De esta manera dentro de la sanción que la sociedad le atribuyo a los crímenes de la dictadura, quedaron implicados los veteranos, quienes terminaron siendo victimas de una sociedad olvidadiza e hipócrita, en ciertos aspectos.
Los espacios sociales vacíos que el estado dejo, los mismos veteranos se encargaron de llenarlos, comenzaron a organizarse Centros distritales de veteranos, entidades intermedias llamadas ONG’s, que agrupaban sus propias problemáticas y formaban un grupo de asistencia y apoyo independiente al estado. Estos centros fueron organizándose entre sí y llevando sus reclamos hacia los gobiernos de turno, cumpliendo, al mismo tiempo, funciones sociales para con los núcleos que los rodean, encargándose de difundir la propia historia que el mismo estado no dio a conocer, a través de actividades sociales en diferentes ciudades, barrios y escuelas.


La ausencia del estado por un lado, por el otro la crudeza de la realidad, impone la necesidad de transformar los comportamientos gestuales en determinaciones de otra naturaleza, para cambiar la precariedad de la asistencia para ponerla en concordancia y que permita la recuperación del estado de derecho.Así se ha trabajado para la efectiva sanción de las leyes nacionales y provinciales de beneficios para ex combatientes.
Por ejemplo Ley 23109, ley 23848 de la nación, las leyes 10428 y 12006 en la Provincia de Buenos Aires, por nombrar las principales, fueron los principios de un aprendizaje que crecía y ganaba calidad jurídica cuando se sometía a la interpretación de los legisladores y la cámara de representantes.Las leyes de beneficios son fundamentalmente, leyes que afianzan el compromiso de un estado con la sociedad y reconoce la necesidad del propio estado en gozar de un ordenamiento jurídico preciso que ampare el saldo de su propias falencias.Con este conjunto de leyes, y las de pensiones en particular se ha garantizado en ciertos aspectos que ningún soldado ex combatiente de Malvinas, deberá padecer las carencia del sustento básico, tanto alimentario como de seguridad social.
Los veteranos, que aun sufren de las cicatrices emocionales y psiquiátricas de los combates, fundaron diferentes grupos de contención y auto-ayuda, denominados como Centro de Ex Combatientes de Malvinas.
La tarea por una legislación igualitaria fue siempre un estimulo al trabajo común que facilitó sostener fuertes vínculos entre los Centros de todo el país.
Actualmente nuclean a veteranos, sus hijos y esposas, además de voluntarios, reunidos para contribuir a la calidad de vida de los que participaron en la Guerra de Malvinas.
Dichos Centros tienen funciones principales que los veteranos se sientan valorados y respetados por la sociedad, restaurando su dignidad y heroísmo sin ser victimizados.
En el articulo 8 de la ley provincial 10.428, reconoce a estos Centros como “(…)Centro de excombatientes a los que estuviesen integrados , tengan por finalidad promover la elevación social, cultural, e intelectual de sus integrantes, brindar asesoramiento jurídico y técnico; contribuir al esclarecimiento político, militar y económico del conflicto entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte; honrar pública y permanentemente a quienes dignamente ofrendaron la vida por la Patria, defender los derechos soberanos de nuestra República y la Unidad Nacional, brindando solidaridad permanente a los familiares de los caídos en combate. En todos los casos deberán contar con Personería Jurídica, reconocidos como institución de bien público y su organización interna deberá ser democrática

Los Centros dan a conocer sus problemas de salud y mejoran su asistencia médica y psicológica, y a su vez ofrecen propuestas a los entes gubernamentales a fin de mejorar la situación actual de los ex combatientes de Malvinas y sus familias. También ofrecen a instituciones educativas información clara, precisa y didáctica sobre el conflicto. Se realiza un esfuerzo por interesar a la población en general sobre la realidad de los veteranos de guerra de las Islas Malvinas y por sobre todos los asuntos trabajar para escucharse, contenerse y ayudarse, trabajar para hacerse saber y sentir que NO ESTÁN SOLOS.


No existe a nivel nacional un programa de asistencia en salud mental, solo en algunas provincias. En la provincia d Buenos Aires, existe un programa llamado “Malvinas”. Este esta dividido por regiones, por distritos .Actualmente no esta en todos los partidos dada la carencia de la salud publica. Esta experiencia surge en 1997/1998 orientado a la asistencia mental de los veteranos. Esta experiencia inédita esta basada de una practica llevada a cabo en EEUU de veterano de Vietnam y Corea. Nace de un pedido de veteranos argentinos, al ver una gran cantidad de suicidios de sus compañeros, piden asistencia especifica. Esta experiencia consiste en un grupo de profesionales y veteranos facilitadores. Este grupo de “facilitadores”, son aproximadamente 12, que están capacitados como agentes comunitarios, para funcionar como nexos entre los veteranos y el programa o con otros profesionales. Este grupo se forma a partir de que veían que los veteranos por si solos no se podían acercar a profesionales, por el mismo trauma de la guerra. Este programa esta sostenido por los profesionales y los facilitadores, que día a día están lidiando con el Estado, sin ellos este programa ya no estaría vigente como ha pasado con muchas otras prácticas. Con este ejemplo podemos observar que, al no tener un programa nacional, quedan excluidos miles de veteranos de una asistencia psicológica adecuada, siendo esta una problemática nacional y no solo de algunas provincias
En la actualidad, existen en nuestro país aproximadamente 15.000 veteranos de este conflicto, con necesidades concretas de asistencia, salud y empleo, entre otras. Con respecto a la situación socio-económica de los ex combatientes, cabe destacar que la mayoría de los veteranos, particularmente los del interior del país, son de condición humilde y sin estudios primarios completos, lo que dificulta notablemente su inserción laboral. Los altos índices de desocupación nacional alcanzan a este grupo en la misma proporción que al resto de la población del país y se han detectado que los proveedores de trabajo no desean contratar veteranos de guerra, porque piensan que son personas conflictivas, con posibles alteraciones psíquicas. Es por ello que posibilidades de lograr trabajo cierto y seguro son efímeras (muchos han tenido que realizar lo que vulgarmente se conoce como “changas”, y no siempre se han conseguido), lo que deviene en la dificultad del veterano de enfrentar ciertas exigencias de la vida como merece todo hombre para el sostén y futuro del núcleo familiar. En el orden nacional, se ha promulgado un decreto (Nro. 509/86), otorgando facilidades impositivas a las empresas o empleadores que ocupen el servicio de veteranos, pero lamentablemente ha tenido escaso eco.
“Tendrán prioridad para cubrir las vacantes que se produzcan en la Administración Pública (Organismos centralizados, descentralizados, empresas del Estado, Servicios de cuentas especiales, obras sociales del Estado y organismos autárquicos) y de todo otro organismo del Gobierno Nacional, siempre que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo” (art.8 de la ley 23109).


En el año 2004, tras años de lucha por el reconocimiento, los centros de veteranos de todo el país se agrupan en un inmenso campamento de 120 días en plaza de mayo en condiciones parecidas a las que se encontraron en Malvinas, juntando un millón de firmas, para el impulso de leyes.”… Estamos reclamando tres puntos: prestaciones médicas para el veterano y su familia, una pensión de guerra digna porque lo que tenemos es una pensión graciable, y un reconocimiento histórico por el período del '82 al '92, esos diez años en que no tuvimos ningún resarcimiento hasta que empezamos a cobrar por ley. Ya han pasado veintidós años, y nos hemos cansado de las promesas de los gobiernos de turno sin solucionarnos nada. Esta es una batalla más, y esperamos ganarla». Es la primera vez que los veteranos de Malvinas organizan una protesta masiva, saliendo mancomunada y pacíficamente a reclamar la atención que el estado argentino ha venido negando a través de gobiernos militares y civiles, radicales y justicialistas éstos últimos…”(2)

El millón de firmas juntadas fueron un reflejo que las labores sociales que los centros brindan, ayudaron a tener un mayor reconocimiento dentro de la sociedad argentina, devolviéndole esta, parte del reconocimiento que años antes no otorgaban a los veteranos de Malvinas. En materia del gobierno, tras esta extensa manifestación, abrió el dialogo con los centros y de alguna manera trabajar en conjunto.


(1) Balmaceda, Rodolfo. "La Argentina indefensa"

Gallego, Cesar. fragmento de "Desmalvinización y mística"

(2)Luna, Marcelo. "La lucha no termina". Revista digital "La tecla eñe"





Fragmento de entrevista a Alain Rouquié, autor de “Poder militar y sociedad política en Argentina” por Osvaldo Soriano en el año 1983:

“Le diré solo un par de cosas. Contrariamente a lo que una personalidad anónima ha dicho en un librito azul aparecido recientemente, yo no creo, y ninguna persona sensata lo creería, que el hecho de que los militares estuvieran en el poder no tuvo nada que ver con la capacidad operacional de las Fuerzas Armadas. Por otra parte, las disidencias y conflictos internos en las tres armas no facilitaron una estrategia y una táctica unificadas. A tal punto, que es evidente que cada uno hizo la guerra por su lado. ¡Es cierto eso de que la guerra es una cosa demasiado seria para confiarla a los militares!. Esta ha sido la mejor prueba. Además, confiarla a fuerzas que luchan cada una por su cuenta es la mejor manera de perderla. Es evidente que hubo cambios con respecto al libreto inicial. Si tenemos en cuenta la propuesta de que la ocupación consistía en un golpe de propaganda internacional para luego retirarse y negociar, hay que admitir que era un buen libreto. Pero si se trataba de hacer la guerra contra Gran Bretaña, contra Estados Unidos y, en definitiva, contra la OTAN, ése era un mal proyecto. Claro que eso nunca fue planeado, se hizo sobre la marcha, a ver quien echaba mas leña al fuego. Otra conclusión evidente es que es más fácil hacer la guerra contra los civiles que contra un ejército de verdad. Esto tiene que tener consecuencias políticas: por ejemplo, desacralizar las Fuerzas Armadas. Porque pese al antimilitarismo táctico de los últimos tiempos, en Abril de 1982 otra vez hubo quienes sacralizaron el ejército. Otra vez con “San Martín, el santo de la espada” y todo eso. Ahora, con este error, esta debacle, esta utilización incalificable de la tropa y el material, puede que desacralicen las Fuerzas Armadas. Con una condición- que los militares no aceptarán fácilmente-, y que es esta: quienes no quieren que las Fuerzas Armadas vuelvan al poder, tienen que dedicarse a “desmalvinizar” la vida argentina. Eso es muy importante: desmalvinizar. Porque para los militares las Malvinas serán siempre la oportunidad de recordar su existencia, su función y, un día, de rehabilitarse. Intentarán hacer olvidar la “guerra sucia” contra la subversión y harán saber que ellos tuvieron una función evidente y manifiesta que es la defensa de la soberanía nacional. Por eso toda la diplomacia argentina está hoy dedicada a revalorizar las Malvinas. Por supuesto que es una reivindicación histórica respetable, pero no es solamente eso: y malvinizar la política argentina agregará otra bomba de tiempo en la Casa Rosada. Hoy hay problemas más importantes, en un país que está en plena descomposición, que una reivindicación histórica pero secundaria si se la compara con la crisis financiera, la industria en decadencia, la reconciliación nacional necesaria, la reconstitución del tejido económico, y hasta el hambre. Cuando se tienen 45 millones de dólares de deuda, un producto bruto industrial que ha trabajado mas del diez por ciento, llevar al centro de la vida política la reconquista de un archipiélago desértico, aun así ustedes lo llevan en el corazón por razones históricas, es algo voluntariamente destinado a desviar la evolución de la vida política de los canales que debería adoptar. Eso es lo que puedo decir de Malvinas.”

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